Santander.- El director del Instituto Clínic de Hematología y Oncología (ICMHO), Álvaro Urbano, ha participado en el encuentro Células T CART: de la promesa a la realidad, que se celebra esta semana en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), en el que ha abogado por la creación de un centro CART en España.
Urbano ha explicado que son Estados Unidos y China los países líderes en el campo de los ensayos clínicos de CART (siglas en inglés de receptores quiméricos de antígenos), mientras que Europa supone tan solo un 10%, porcentaje representado por catorce ensayos, de los cuales ocho son en Reino Unido. “Es una situación preocupante y estamos lejos de las expectativas del potencial que se esperaba de Europa”, ha asegurado.
El CART es un procedimiento terapéutico que consiste en transformar los linfocitos T del propio paciente para que sean capaces de atacar selectivamente las células tumorales, con un efecto antileucémico más potente que el de los trasplantes alogénicos. Este tratamiento ha demostrado su utilidad clínica en casos de leucemias linfoides B refractarias, y donde el 85% de los pacientes tratados alcanzan la remisión completa de la enfermedad.
Asimismo, ha detallado también el ensayo clínico que se está llevando a cabo durante este año en el Hospital Clínic de Barcelona, haciendo referencia a algunas de las ventajas de los CAR, como el mantenimiento de la especificidad de un anticuerpo, su respuesta amplificado en el momento que la medicación encuentra el target, además de una memoria específica contra el antígeno leucémico.
Finalmente, Urbano ha señalado la problemática y limitaciones del tratamiento comercial: “Alguna farmacéutica ha dicho que el precio será de 475.000 dólares por tratamiento, y la sanidad tiene límites en su financiación. La estimación es que en Europa puede haber unos 10.000 casos al año, lo que supone aproximadamente unos 5.000 millones de euros. No salen los números”, ha precisado el director del ICMHO. Además, ha hecho mención a la “disponibilidad limitada” de los medicamentos, además de las restricciones en los ensayos clínicos o los pocos centros admitidos, el número limitado de pacientes o las indicaciones restrictivas en su selección. Por eso, ha concluido: “La medicina académica tiene una responsabilidad en liderar el cambio y Europa se tiene que espabilar en este aspecto”.
Fotografía: UIMP 2017 | Juan Manuel Serrano