Santander.- La dirección del Festival Internacional de Música Religiosa de Cuenca, un concierto de la hispanidad en Brasil promovido por la Embajada de España, o la dirección musical de la Joven Orquesta Sinfónica de la Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana (FSMCV), son algunos de los proyectos en los que se encuentra sumergido actualmente el presidente de la Asociación Española de Directores de Orquesta (AESDO), Cristóbal Soler, que dirige el Curso de interpretación musical para jóvenes directores musicales y músicos de orquesta, organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). El curso ha sido inaugurado por Cristóbal Soler y el vicerrector de Internacionalización y del Campus de las Llamas, Eduardo Vázquez de Castro.
Soler define su faceta en tres líneas: director de orquesta, programador y pedagogo. Esta última le impulsó a impartir este curso. El presidente de la AESDO ha defendido la idea de que los directores de orquesta también deben “hacer docencia”, y “persuadir, convencer, seducir y motivar a todos. Para eso hay que estar muy preparados, y eso entra dentro de nuestra formación”. Además, ha matizado que se trata de un curso de interpretación musical “para que los chicos de la orquesta puedan aprender la labor, tanto de ellos como la del director de orquesta”, y en qué consiste “esa comunión para entenderse bien”.
Otro aspecto que ha destacado, es el “deber con la patria” de realizar una investigación del patrimonio musical: “Los musicólogos hacen muy buen trabajo de investigación, pero ellos no son intérpretes”. Según Soler, los directores de orquesta son “un eslabón dentro de la investigación muy importante” ya que tienen la posibilidad de interpretarlo y grabarlo, algo que no podría hacer el musicólogo.
El también director del curso ha alabado la existencia de una orquesta de la propia UIMP, la Orquesta Sinfónica Juvenil UIMP-Ataúlfo Argenta, ya que cree firmemente que la música debe estar en la universidad: “Me alegra mucho poder apoyar este proyecto del que sé que supone un esfuerzo para la institución, porque en el diseño curricular de las universidades españolas, en principio, no está presente la música”.
La existencia de esta orquesta permite que el curso sea casi en su totalidad práctico, y de esta manera, los asistentes pueden ensayar: “Lo que busca un joven director de orquesta es poder hacer sus prácticas ya que al contrario que el músico que puede portar su instrumento, el director no tiene esa posibilidad”. Según explica Soler, hubo un acuerdo unánime con la Universidad de llevar a cabo un curso práctico “que hablase de la interpretación, en este caso, de un repertorio de la gran literatura musical”.
El director del curso ha explicado que estas clases prácticas serán grabadas y complementadas con un análisis para mostrar los aspectos que se pueden mejorar, como las expresiones o los pulsos.
Además, Soler ha recordado que el curso culminará con un concierto en el que los propios alumnos serán los encargados de dirigir la Orquesta Sinfónica Juvenil UIMP-Ataúlfo Argenta. Para el director, este concierto entra dentro del concepto pedagógico, ya que “no solo se enfrentarán los alumnos a la orquesta, a los músicos y a la partitura, sino que es importante ver cómo reaccionarán con un público que”. Se trata de un momento “sublime” que “además de ser una actividad cultural potente”, es beneficioso para la sociedad y para visibilizar lo que son los cursos de verano.
Durante el concierto se interpretarán tres sinfonías: sinfonía Nº 25 de Mozart, que cuenta con cuatro movimientos, sinfonía Nº 103 de Haydn, también con cuatro, y sinfonía Nº 8 de Schubert, con dos. Cada alumno interpretará un movimiento, lo que permitirá que el público “aprecie cómo la misma orquesta, la misma sala, y la misma música, puede sonar diferente según el director”.
Fotografías: Juan Manuel Serrano | UIMP 2018