La Habana.- El mundo teatral cubano ha regalado un hermoso homenaje al dramaturgo Amado del Pino, fallecido recientemente y vinculado a la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en la que dirigió en 2011 el taller La dramaturgia que nos rodea. Historias que siempre quisimos contar.
En la sala Adolfo Llauradó de La Habana se reunieron los directores que han montado sus textos -muchos de ellos entre los más sobresalientes del país-, así como críticos, actores, amigos y seguidores del autor de Tren hacia la dicha para destacar su labor como dramaturgo y crítico teatral. En un tono dinámico y sincero, la velada, organizada por el Ministerio de Cultura, el Consejo Nacional de las Artes Escécnicas y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, resultó muy emotiva y sentida. Cómo vivía Amado los procesos de montaje de sus textos, la relación con los directores y equipo de cada proyecto, su visión abarcadora del hecho teatral, junto a su agudo y muy criollo sentido del humor centraron las intervenciones. El reconocido actor Omar Franco, protagonista en el teatro y en el cine de Penumbra en el noveno cuarto, puso punto final a la velada retomando la conmovedora historia de su personaje Pepe, todo un éxito en la cartelera teatral habanera de la década pasada.
El taller estival que Amado del Pino dirigió en la UIMP estableció un estimulante vínculo con los alumnos, a quienes incentivó en su potencialidad creadora en un proceso abierto y participativo. También se abordó la evolución de la dramaturgia por la entrada de historias audiovisuales y la creciente presencia de imágenes filmadas en los espectáculos teatrales.
Además de Tren hacia la dicha, considerada entre las obras más destacadas de la escena cubana de las últimas décadas, es autor de Cuatro menos, que recibió en 2008 el premio Carlos Arniches, El zapato sucio, con la que ganó la primera edición del Concurso de Dramaturgia Virgilio Piñera, y Reino dividido, entre otras. También hizo incursiones en el ensayo con Sueños del mago y escribió la monografía Los amigos cubanos de Miguel Hernández, en colaboración con Tania Cordero.
Los textos de Amado del Pino combinan la indagación social, el realismo, la poesía y las búsquedas estructurales, en una lograda síntesis de calidad literaria y eficacia teatral. Su dramaturgia ha sido traducida al portugués, italiano y griego. Desde 2006 residía en España.