Santander.- La primera jornada del encuentro Cáncer de mama ha estado protagonizada por una mesa redonda en la que Alfonso Vega, jefe del Servicio de Radiodiagnóstico del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, Alejandro Tejerina, médico del Centro de Patología de la Mama y Álvaro Ruibal, catedrático de Radiología y Medicina Física, han aportado sus experiencias en los Avances en el diagnóstico por la imagen del cáncer de mama.
Vega ha abierto el debate presentando la mamografía de cribado como la técnica pionera en detección del cáncer de mama a través de la imagen. Ha realizado “un barrido por la evolución de las máquinas utilizadas para esta técnica” y se ha posicionado a favor de ella, pues, según el experto los profesionales del sector dudan sobre su efectividad y sus riesgos.
“Bien hecha y bien administrada –la mamografía de cribado- es una técnica mucho más que útil”, ha manifestado este especialista, quien ha descrito cómo este método ha logrado aumentar las estadísticas de diagnóstico precoz, cuya consecuencia directa es el descenso de la mortalidad.
Aunque ha enumerado las desventajas de esta técnica: los falsos positivos, el ‘sobrediagnóstico’ y el riesgo por radiación, del que ha especificado “no ser más invasivo que el escáner, el TAC o los rayos X”. Como solución, este profesional aboga por una criba más minuciosa de las mujeres seleccionadas para someterse a las mamografías. La criba que Vega propone sigue criterios de edad, de antecedentes familiares, poblacionales y genéticos.
Vega ha introducido una novedad en este campo, la tomosíntesis o mamografía en 3D, que genera imágenes de la totalidad de la mama mediante planos longitudinales y transversales. Esta novedad facilita el reconocimiento y la visión de aquellas mamas con tejidos más densos. “La tomosíntesis es un horizonte esperanzador”, ha señalado el doctor.
Tejerina ha secundado la opinión de Vega. Para él, la técnica más eficaz para la detección temprana de esta enfermedad es la mamografía 3D. Este experto ha profundizado en las cualidades que aporta la tomosíntesis: “facilita el trabajo clínico de búsqueda de calcificaciones”, ha argumentado, pues “permite la selección del corte en el que se localiza exactamente la lesión”.
Una vez que se ha localizado por tomosíntesis una zona lesionada, es necesario tomar una muestra de este tejido para su posterior análisis. El doctor Tejerina ha centrado su charla en explicar dos innovaciones en esta fase: la biopsia esterotáxica y un dispositivo que ofrece la imagen en tiempo real durante dicha intervención.
“Los sistemas de esterotaxia calculan las coordenadas en el espacio y ubican la zona exacta en la que encontramos microcalcificaciones, distorsiones y nódulos”, ha apuntado Tejerina, quien ha especificado la rigurosidad de este dispositivo, que permite apreciar lesiones que no son reconocibles utilizando otras técnicas de biopsia. Además de la recogida de muestras, este sistema permite implantar un marcador que indique dónde se ubica la zona lesionada, para posteriores intervenciones o para facilitar el seguimiento de la evolución del tejido. Este método también incluye una radiografía en tiempo real de la muestra, de manera que se puede decidir si se manipula o no.
Para finalizar, Ruibal ha expuesto el reto al que se enfrentan los especialistas que trabajan con la imagen para la detección del cáncer de mama, así como los ingenieros que diseñan dispositivos para afinar en las intervenciones: “La imagen ha de conseguir caracterizar la heterogeneidad de las células tumorales”.
Este experto ha descrito cómo se obtienen imágenes moleculares de los tejidos que se reproducen de manera anómala. Hoy en día se conoce la actividad metabólica y la genética de estas células, por lo que puede tratarse a las pacientes con “fármacos que bloqueen las propiedades biológicas que aumentan la agresividad del tumor”, ha sentenciado.
Fotografía: Juan Manuel Serrano | UIMP 2018