Santander.– El catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Madrid y exdirector del CIS, Fernando Vallespín ha participado en el seminario Pulso de España II que se celebra estos días en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en donde ha opinado que el federalismo puede ser la solución a los conflictos generados en torno a la organización territorial de España como el independentismo de Cataluña.
Así, ha destacado que "la reforma federal es el único mecanismo para resolver los problemas de competencias que se han ido desarrollando entre las comunidades autónomas". En primer lugar, ha subrayado que el título octavo de la Constitución del 78 es "una especie de engendro constitucional", y que la solución se ha ido dejando "poco a poco" hasta que se ha complicado mucho más. A juicio de Vallespín, las comunidades denominadas históricas han sido las más afectadas por dicho artículo, debido a que la evolución de los estatutos de autonomía ha roto la previsión inicial de buscar un elemento diferencial entre ellas. Ahora, ha señalado, "algunas comunidades que nunca han tenido un sentimiento nacionalista están aprovechando la coyuntura para reforzar su posición y reivindicar su historia e identidad con el objetivo de tener más ventajas a efectos políticos". Las únicas que realmente tienen una conciencia histórica y diferenciada, ha afirmado, son Cataluña y el País Vasco. Sin embargo, la disyuntiva en materia de organización territorial sigue estando presente y la opción federal trata de "resolver un problema de convivencia entre grupos diferenciados por su historia", más que por su cultura o su lengua. Con ello, según Vallespín, el federalismo aboga por "definir lo que nos une, y buscar un tipo de mecanismo a través por el cual podamos generar un consenso en torno a la lealtad entre las comunidades y el Estado". En definitiva, ha afirmado, consiste en un "pacto matrimonial entre grupos diversos que buscan cómo organizarse y convivir en una misma entidad política", algo que sin duda puede solucionarse con la consolidación de un estado federal como el de Alemania, Bélgica o Estados Unidos.
Entre las implicaciones de impulsar una reforma de la constitución que se incline por el federalismo, el catedrático ha mencionado la cooficialidad de las lenguas, la intergobernabilidad, reforma del senado y eliminación de las diputaciones.
En este sentido, ha destacado que, pese a que la cooficialidad de las lenguas, todavía sigue siendo una queja por parte de los movimientos nacionalistas, y esto se debe a que carecen de un reconocimiento igualitario entre las lenguas. Así, ha puesto como ejemplo Bélgica, un país en donde el francés y el flamenco son lenguas cooficiales y los estados federales tienen "un cuidado extremo" para que ambas lenguas representen al estado por igual. En cuanto a la reforma del Senado, Vallespín ha señalado la importancia de establecer una verdadera cámara de representación territorial, pues a falta de una, "la mayoría de las decisiones políticas que tienen que ver con la organización de territorios se discuten en el Congreso". Así, ha destacado que actualmente, "existe una cierta bilateralidad entre el estado y cada una de las comunidades autónomas que desfavorece la cooperación entre las mismas". Además, ha afirmado que cada vez que una comunidad quiere incorporar una nueva reforma a sus estatutos, debe acudir al estado para que este le dé su aprobación.
En esta línea, el catedrático ha añadido un problema que falta por resolver: el principio de subsidiariedad. A su juicio, busca "aproximar las decisiones políticas e institucionales a los ciudadanos, y para ello determinadas competencias políticas se deben adscribir a las entidades más cercanas con el objetivo de que prevalezca una combinación entre la eficacia en la toma de decisiones y la proximidad a los ciudadanos". "De lo que se trata es de que el Senado haga una compensación a toda la actividad política del estado pensando en las perspectivas de cada una de las comunidades", ha establecido.
Por último, Vallespín ha destacado que la opción federal es la vía más adecuada para solucionar los problemas de organización territorial, aunque ahora Cataluña no ve el federalismo como una posibilidad. Y es que, a juicio del catedrático, "no habría problema catalán si hubieran tenido la posibilidad de decidir sobre sus impuestos", algo que en su momento el gobierno central impidió.
FOTOGRAFÍA: Esteban Cobo | UIMP