Santander.- La Real Academia de la Lengua (RAE) define resiliencia como “la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”, cualidad con la que los participantes del encuentro Historia de España, historia compartida. Algunos momentos fundamentales han descrito a España: “Una nación y sociedad resiliente, que ha sabido sobreponerse a numerosas dificultades a lo largo de su historia”.
Una conclusión unánime expuesta por Ricardo García Cárcel, catedrático de Historia Moderna de la UAB y director del curso, Francesc de Carreras, miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Benigno Pendás, director del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, y Juan Pablo Fusi, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid, con motivo de la clausura de un curso que ha contado con la presencia de una veintena de historiadores, filólogos y politólogos.
En una comparecencia ante los medios, han abordado el tema de la independencia de Cataluña, un obstáculo más en la historia de España, que ha pasado por múltiples momentos de tensión en su proceso de construcción como Estado. Según Pendás, “lo ideal es que el asunto pudiera encauzarse desde una perspectiva razonable, es decir, unas elecciones autonómicas son algo muy distinto a un referéndum imposible sobre una hipotética autodeterminación. Yo quiero creer que la sociedad española, y dentro de ella la catalana, son más sensatas de lo que a alguno le gustaría”, ha comentado.
Desde el punto de vista jurídico-constitucional, las cosas “están muy claras” para todos los intervinientes: “La soberanía corresponde al pueblo español, dice la Constitución, y todo nuestro sistema, desde la Transición hasta hoy, está basado en ese principio”. En este sentido, aunque De Carreras ha considerado convenientes algunas reformas constitucionales, “ninguna debe ser para contentar al gobierno de la Generalitat que es quien está deshaciendo el estado de derecho en Cataluña”. Es decir, “si el motivo de una reforma es el mejor funcionamiento del estado de las autonomías, entonces que se reforme”, ha puntualizado.
Para García Cárcel, la solución está en la “institucionalización del sentido común”. A su parecer, el problema es que se ha llegado a un “auténtico desvarío”, aunque se mantiene optimista y ha considerado que “se llegará a algún tipo de acuerdo para evitar que el conflicto se salga, literalmente, de madre”.
En su turno, Fusi ha comparado la situación vivida en el País Vasco con el tema objeto de debate. “La partitura [en referencia al contenido] de la Constitución española del año 78 y el Estado de las Autonomías es excelente. La responsabilidad estará en quien lo ignora, lo violenta y lo desafía. El ejemplo más claro: no hay un conflicto vasco que creó ETA, es ETA quien creó un conflicto. Lo mismo podemos decir del caso catalán en este momento”, ha explicado.
Respecto al mensaje que llega desde “la España constitucional”, Pendás ha insistido en que es muy claro. “Dentro de la Constitución caben muchas cosas, sin embargo -ha señalado- fuera de la Constitución no hay lugar para el debate político civilizado. La clave está en reconducir a los actores políticos para hacer política dentro del marco constitucional respetando la soberanía del Estado español”.
En este sentido, De Carreras ha añadido que “Cataluña no es una nación en el sentido que ellos quieren. Es una comunidad autónoma dentro de un Estado que, a su vez, está dentro de la Unión Europea. Si se llega a esta conclusión después de estos traumáticos cinco años, sería lo mejor para todos”, ha apuntado el miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
A modo de reflexión final sobre el encuentro, García Cárcel ha explicado que “la invertebración española no es un problema del momento presente, sino de largo recorrido histórico”. Además, durante este encuentro se ha puesto en evidencia que “España no es el único país que tiene problemas de construcción territorial. Mediante una historia comparada durante el curso se ha constatado que el deseo de conjunción de unidad y pluralidad es algo que no sólo nos afecta a nosotros. Es homologable a cualquier país europeo”.
Fotografía: UIMP | Juan Manuel Serrano