Santander.- “Buscar experiencias innovadoras para conseguir atraer al gran público al turismo arqueológico y rupestre”: este es el principal objetivo que el director del Laboratorio de Patrimonio y Turismo Cultural (Lab-Patc) de la Universidad de Barcelona (UB), Jordi Tresserras, ha marcado como fórmula para activar el patrimonio arqueológico en España.
En su intervención como ponente del seminario Arte Rupestre y turismo cultural, que tiene lugar estos días en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), Tresserras se ha mostrado crítico con la situación actual del llamado arqueoturismo en nuestro país: “A pesar de todo el esfuerzo realizado, que ha conseguido situar a España como uno de los principales destinos turísticos del mundo, el turismo arqueológico y rupestre no ha conseguido convertirse en un referente”. Por ello, ha insistido que, “pese a lo positivo del turismo científico y de investigación, el reto es poder ampliarlo a un público mucho más mayoritario”.
“El porcentaje de productos arqueológicos ofertados por España en el extranjero evidencia que prácticamente nuestro país [en este ámbito] no está en el mercado”, ha lamentado Tresserras, asegurando que, según un estudio del año 2015, “el arqueoturismo supone solo el 0,2% de la oferta nacional ofrecida en Europa, y el 0,05% del total de lo ofertado en Asia”.
Además, ha indicado que las políticas escritas, las estrategias o los planes operativos que se desarrollan desde las administraciones son positivos, aunque ha remarcado que “hay que saber implementarlos para lograr que incluya a todos los actores”.
En este sentido, ha afirmado que “se debe pasar de gestionar visitantes a gestionar experiencias para los visitantes”, y ha asegurado que pese a que en la actualidad, “muchas veces la oferta turística rupestre se limita a una visita al museo”, existen alternativas para hacer las experiencias mucho más atractivas, entre las que ha destacado el arqueotrekking, el arqueobiking o el turismo arqueológico subacuático, que crean una convergencia entre arqueología y senderismo, cicloturismo y submarinismo, respectivamente.
“En España, la arqueología es un elemento secundario dentro del turismo cultural, tenemos una activación patrimonial alta pero la activación turística es baja”, ha indicado, y ha puesto de ejemplo el camino seguido en nuestro país por el turismo gastronómico que, ha afirmado, “en unos años se ha convertido en una referencia mundial”.
Asimismo, ha afirmado que “es necesario crear relaciones culturales que nos permitan trabajar en red con otros lugares, así como con empresas privadas, con el fin de ser más competitivos”. Como ejemplo, ha destacado el “triángulo de actuación” que forman Bilbao, Madrid y Barcelona para promocionarse de forma conjunta en el exterior: “La Marca España es una imagen positiva”, ha resaltado.
Por último, ha afirmado que “el turismo arqueológico debe pensar en las personas, debe ser visto como una oportunidad de negocio por la población local”, y ha recordado el caso del Parque Nacional Serra da Capivara, en Brasil, donde “la población rural se involucró en el activo que suponía el turismo arqueológico y tuneó los dulces típicos del lugar con pinturas rupestres”, ha concluido.
Fotografía: Juan Manuel Serrano