Santander.-Mereces Martínez Vallejo, consejera técnica de la Subdirección General de Calidad de Medicamentos y Productos Sanitarios, ha participado en la segunda jornada del encuentro Anticuerpos Monoclonales: el camino desde el laboratorio hasta el paciente de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).
Su ponencia, La financiación pública y fijación de precio de los fármacos biológicos, ha abordado los criterios que sigue el Estado para sufragar el coste de algunos medicamentos y hacer accesible los tratamientos farmacológicos. Como ha explicado, uno de los elementos clave para entender las particularidades del sector farmacéutico es atender al sistema de mercado: “A diferencia de otros campos, se trata de un mercado intervenido por del Estado, lo que se traduce en una estabilidad casi constante, ya que independientemente de la oferta o la demanda, los precios se mantienen estables con el fin de garantizar el acceso a los pacientes”, ha afirmado.
Para alcanzar este equilibrio, Martínez Vallejo ha señalado algunos de los mecanismos de fijación de precios más recurrentes, entre los que ha destacado “el valor terapéutico, el impacto presupuestario o el coste del producto”. Asimismo, ha comentado que la mayor inversión recae en la fase inicial, cuando la investigación está todavía en un estado de desarrollo muy primitivo: “Hay que inyectar grandes cantidades de dinero para avanzar lo suficiente como para ver si el proyecto supera la fase de experimentación y puede llegar a comercializarse”. Una vez se ha completado este protocolo con éxito la producción masiva del fármaco resulta “mucho más barata”
A pesar de que España dedica un 9% del Producto Interior Bruto a las inversiones en sanidad, en línea con la media de los países de la OCDE, Vallejo ha reconocido la dificultad de obtener resultados e innovar en este campo dado que “trasladar nuevas implementaciones al campo farmacológico, al tratarse de pacientes, y existir marcos legales y principios éticos por medio, es mucho más complejo que hacerlo en otras áreas como las telecomunicaciones”. Además, ha añadido que otro impedimento relevante es el coste, ya que “un fármaco como el Ipilimumab ronda los 70.000 euros por paciente”
“Algunas alternativas útiles para reducir estos costes pasan por aumentar el uso de genéricos, acuerdos de sostenibilidad, bajadas de precios, financiación selectiva o el uso eficiente de los medicamentos”, ha concluido Martínez Vallejo.
Fotografía: Juan Manuel Serrano Arce