Santander.- El modelo educativo finlandés es de sobra reconocido a nivel internacional, por ejemplo, acaparando los primeros puestos del Informe PISA, que evalúa las competencias de los alumnos en los países de Europa. A pesar de ser un referente, aspiran a más, tienen “un sueño”. Así ha planteado su ponencia la gerente de Educación Básica de Helsinki, Marjo Kyllonen, en el seminario Nuevas pedagogías para tiempos de perplejidad, que se ha celebrado esta semana en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).
La experta en pedagogía ha explicado los nuevos retos educativos finlandeses contextualizados en el panorama internacional, con los que “poco a poco” y a través de “algo pequeño” se rompe con “las prácticas tradicionales y la manera de desarrollar la docencia. Olvidar los límites y soñar en grande”. Sin duda, este tipo de cambio “debe ser asumido de forma global por todos los agentes sociales”, ha indicado la ponente.
Bajo el sistema, conocido como phenomenon learning, las clases tradicionales serán transformadas, tanto en fondo como en forma, en un modelo más libre de carácter multidisciplinar y transversal, donde no se estudian las materias de forma aislada, y en el que el papel de los alumnos es activo, se apropian “del proceso de aprendizaje”. Según Kyllonen, el sistema tradicional de educación, dividido en diferentes asignaturas, no está preparando a las futuras generaciones para un futuro, en el que necesitarán “un pensamiento científico transversal, mirar a los mismos problemas desde distintas perspectivas y usando diferentes herramientas".
Para la experta, se está aplicando “un método que era efectivo a principios del siglo XX” y que “ofrece la misma experiencia a los niños que tuvieron sus abuelos. Los agentes activos del mercado laboral del 2030 son las generaciones que se educan hoy, en el siglo XXI". El sistema tradicional se inventó para “las necesidades de la era industrial, competencias relevantes para un mundo que ya no existe”. Por ello ha considerado fundamental la reflexión sobre el papel de la escuela del futuro: “En mundo multidimensional, multicultural, impredecible en el mercado laboral, con crisis locales que se vuelven globales, que alteran nuestra vida cotidiana y llegan a nuestras aulas, la educación es la clave para enfrentar la tendencia a la polarización”, ha explicado.
En este sentido, el sistema educativo finlandés actual se construyó con este supuesto: “La educación es la herramienta más valiosa para un futuro que no se puede predecir, pero puede ser creado”. A nivel nacional han implementado, este es el segundo año académico, un marco conjunto para garantizar la calidad de la educación en todo el país. “Una base que al mismo tiempo otorga la suficiente libertad a nivel local para adaptar el plan al entorno, que es muy diferente de una ciudad a otra”, ha apuntado.
Respecto a cómo construir esta escuela del futuro, Kyllonen ha enumerado algunos de los aspectos que consideran indispensables para esta escuela del futuro. En su opinión, se debe entender el aprendizaje como un proceso abierto, flexible y en colaboración: una nueva narrativa, sustentada en competencias holísticas, que ancle los conocimientos a la vida real. “Un aprendizaje personalizado en un contexto colaborativo, es decir, educar a jóvenes con destrezas sociales y ciudadanos que influyan en su entorno de una forma consciente”, ha subrayado.
En más detalle, este nuevo concepto de aprendizaje incluye “el concepto prueba-error para no limitar la capacidad de los alumnos de ser innovadores y creativos. La capacidad innata del ser humano a explorar debe ser promovida”. Otras técnicas para motivar al “alumno activo” son aprender jugando y enseñar competencias holísticas o globales, en lugar de información segmentada: “Las asignaturas aisladas no favorecen el aprendizaje de competencias transversales necesarias para resolver los problemas que surgirán en el futuro”, ha concluido.
Fotografía: UIMP 2017 | Esteban Cobo