Santander.- El encuentro Los desafíos de organización y financiación en el Estado Autonómico ¿Reforma o colapso? que se ha desarrollado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), coorganizado por el Gobierno de Cantabria, ha contado con el presidente del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, y con el presidente del Principado de Asturias, Javier Fernández.
Revilla ha incidido en su intervención en el “error” que supone un modelo de financiación autonómica que “reparta la tarta en función del número de habitantes”. El cántabro ha comentado que “todo ciudadano nazca donde nazca si se pone enfermo debe tener una carretera para ir al hospital”. Esto lo ha hecho extensible a otros servicios públicos como la educación, haciendo hincapié en que desde el Gobierno de Cantabria se ponen autobuses para que los niños de núcleos rurales más pequeños tengan acceso al centro educativo de la zona. Todo ello con un gran coste, pero que permite huir de ese modelo que parece establecerse de “hacer grandes urbes y acabar con los pueblos”, como ha recalcado Revilla.
El presidente autonómico de Cantabria ha recalcado que “hay que respetar las leyes”. Revilla ha hecho estas declaraciones a pesar de expresar públicamente que algunos aspectos de la Constitución necesitarían de una reforma: “mientras no se cambie hay que ajustarse a las leyes”. Asimismo, ha querido señalar que, a su modo de ver, las diputaciones suponen un gasto innecesario, salvo en el caso del País Vasco.
“Apuesto por un pacto constitucional en el que la lealtad de los actores políticos es esencial” ha comentado, posteriormente, el presidente asturiano. En su intervención, Fernández se ha referido al riesgo de plantear una reforma constitucional en pleno desafío soberanista: “Tengo mis dudas de que sea un objetivo realista debido a las dificultades que tiene el sistema político para regularse cuando cuenta en su seno con una alta proporción de diputados que o bien están en abierto desacuerdo con los valores constitucionales o solo se comprometen con unos territorios concretos ajenos, cuando no hostiles, a cualquier dinámica de integración”.
“Los símbolos son las narrativas imprescindibles para crear ilusión colectiva”, ha continuado Fernández al referirse a las selecciones de fútbol que unen a un pueblo. Como ha recalcado: “Acabamos de vivir un Mundial y no hay una forma mejor de imaginar una nación que con 11 personas que nos representan en un campo de juego”.