Santander.-Contar la ciencia es un tostón... ¿o no? Esa es la pregunta que se plantea Javier Fernández Panadero, profesor, licenciado en Ciencias Físicas y divulgador científico, en el taller sobre divulgación científica que imparte estos días en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), en el Campus de Las Llamas, y que tiene como objetivo mejorar los métodos de enseñanza para transmitir de forma lúdica los valores de la ciencia.
Fernández se ha especializado en cómo contar la ciencia sin que parezca aburrida, y cómo explicar el temario de una forma práctica y fácil de comprender para todos los públicos. Una de las formas más recurrentes es a través de ejemplos: “Uno de los experimentos que mejor respuesta recibe es coger un pepinillo y enchufarlo a 220 voltios y ver cómo se enciende. Luego toca explicar cómo influye el sodio y porque ocurre esta reacción, pero utilizar esta puerta de entrada a la ciencia es más atractiva”, ha afirmado.
Otra forma lúdica de manejar, por ejemplo, el cálculo de porcentajes, es utilizar elementos cotidianos: “Si cogemos una pastilla de caldo de pollo normal y medimos los porcentajes de pollo que hay en esa pastilla, veríamos que la cantidad es tan pequeña que para conseguir un pollo de dos kilos necesitaríamos unas 10.000 pastillas”.
Para terminar, pese a los progresos que está experimentando el campo de la divulgación científica, Fernández ha afirmado que todavía queda mucho por hacer. “La formación en ciencia que tiene la población española es bastante escasa. Esa es mi guerra: aumentar la cultura científica de la sociedad”. En esta línea, ha explicado que aunque ahora se están haciendo “un poco mejor las cosas porque empieza a haber más espacio para ciencia en los medios", el homenaje en televisión que recibió recientemente la bioquímica Margarita Salas, “se emitió a la una de la madrugada. Quién lo va a ver a esa hora. Cosas así demuestran que desde el sector público todavía hace falta más apoyo”, ha concluido.
Fotografía: Juan Manuel Serrano Arce