Santander.- Bajo el título La estructura dramática. Del guion al montaje, el guionista y director de cine, Diego Sabanés, y el montador Alberto Ponce proporcionan a los alumnos, según el editor, “una metodología de análisis aplicable a cualquier género o duración”. La idea del taller surgió con la supervisión que ambos directores realizaban de las pretesis en la Escuela Internacional de Cine y TV (EICTV) de San Antonio de los Baños en Cuba, donde cada uno impartía su especialidad, y detectaron “elementos comunes a revisar”.
De esta manera, durante la actividad que se imparte en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo “se utilizan conceptos extraídos de diferentes autores, su cuestionamiento y su confrontación” para aplicarlos a cortometrajes o fragmentos de películas, con el objetivo de analizar la estructura narrativa de las obras. Estas ideas también se aplican a “primeros cortes” de algunas películas, que aporta al taller Alberto Ponce, y que permiten comparar “cómo varía el carácter dramático de una película al cambiar las piezas de lugar”.
Los directores también han destacado la particularidad que ofrece esta actividad académica al poder trabajar en conjunto “los dos extremos de la cadena”, en palabras de Ponce. Sobre esta característica, Sabanés ha indicado que, si bien cada uno está especializado en un campo diferente, los dos conocen “mucho el rol del otro” por su “amplia experiencia” y esto hace que “podamos abarcar las distintas instancias de la evolución del material dramático”.
Respecto a la figura del editor, Ponce ha afirmado que “está muy invisibilizada”, un hecho que le ha llevado a crear con sus colegas de profesión la Asociación Argentina de Editores Audiovisuales, la cual preside, con el objetivo reconocer y dar prestigio al oficio. Ponce ha remarcado que el montador “hace un aporte creativo, artístico y narrativo a la película que hasta ahora estaba relegado”.
Por otro lado, Sabanés ha definido el modelo narrativo mainstream como “un enfoque que pretende contar un relato en un orden cronológico, con un protagonista activo, un final cerrado, donde todo quede muy bien explicado, subrayado y recordado, para que todos los espectadores entiendan lo mismo”. A juicio del guionista, este modelo “está dando muestras bastante claras de estancamiento, falta de innovación o falta de ideas” frente a “la producción de ficción para televisión o plataformas digitales que se ha constituido como un terreno más fértil para la experimentación”. Además, ha aclarado que esto no es nuevo, “desde hace unos quince años encontramos mucha más creatividad en determinados planteamientos narrativos de series o producciones no cinematográficas, que en el propio cine”.
En contraposición con el modelo mayoritario descrito, Sabanés se ha referido a otras formas narrativas más complejas, donde “hay una diversidad mayor de personajes y donde la lógica de las acciones no está guiada por una relación de causa efecto clara”, y además, requieren un tipo de espectador “más activo”. Para describir a esta audiencia más participativa ha planteado el símil entre “la comida preparada del supermercado y la que elaboras tú mismo”.