Santander.- La profesora de investigación del CSIC, María Ángeles Durán, ha moderado una mesa redonda en la que se ha debatido el papel que juegan las diferencias de género en cuanto al envejecimiento de la población, en el marco del encuentro Investigación interdisciplinar sobre envejecimiento: el ritmo de la senectud organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).
Así, la profesora de la Universidad de Valencia, Consuelo Borrás, la profesora de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), María Victoria Zunzunegui, la catedrática de la Universidad de Barcelona, María Mercedes Ayuso, y la directora de Promoción del Salud de la Agenda de Salud Pública de Barcelona, Lucía Artazcoz, han compartido experiencias y conocimientos en los ámbitos biológicos, sociales y culturales ligados al envejecimiento.
En su intervención, Borrás se ha centrado en analizar las diferencias de longevidad entre hombres y mujeres desde el punto de vista de la bilogía y la genética. De esta forma, ha explicado cómo diferentes estudios científicos con ratas de laboratorio han demostrado que el estradiol, hormona sexual femenina, actúa como antioxidante: “Con la misma edad temporal, las hembras demostraban una menor edad genética”, ha señalado.
Para Borrás, cada vez se tienen más en cuenta las diferencias de género debido a que “hombres y mujeres no son iguales en cuanto a la trayectoria de envejecimiento, la prevalencia de fragilidad o la protección respecto a algunas enfermedades”, ha afirmado.
Zunzunegui ha asegurado que, además de los genéticos, existen otros factores que explican las diferencias entre el envejecimiento de hombres y mujeres: “Desde la violencia de género, las pensiones, la atención a familiares, o incluso los cuidados médicos, son distintos según el género de la persona”. La profesora de la Escuela Nacional de Sanidad del ISCIII ha asegurado, además, que las relaciones sociales también modifican las condiciones de envejecimiento: “Mientras que en los hombres no tiene un impacto importante, se ha demostrado que las mujeres con muchas amigas viven más años que aquellas con pocas relaciones sociales”.
Ayuso ha centrado su intervención en exponer las diferencias del sistema de pensiones para hombres y para mujeres: “la disparidad en el sistema de pensiones viene provocada por la desigual trayectoria en la vida laboral de hombres y mujeres”, ha aclarado. Para Ayuso, la incorporación de la mujer al mercado laboral tendrá consecuencias muy notables para los subsidios por jubilación en el futuro: “En 2060, España pasará a tener quince millones de pensionistas, cuando ahora cuenta con nueve, lo que se traducirá en 1,5 trabajadores por cada jubilado”, ha declarado.
Por su parte, Artazcoz ha señalado que los hábitos de vida de los jóvenes repercutirá en su vejez, aunque ha aclarado que estos hábitos no se deben únicamente a nuestras preferencias individuales: “A veces el entorno determina nuestro estilo de vida”. En este sentido, ha explicado que los factores culturales también influyen en el envejecimiento: “La visión tradicional del hombre heterosexual les obliga a asumir más riesgos que afectan a su salud”, por lo que tienen más posibilidades de sufrir accidentes o enfermedades cardiovasculares.
Por último, Artazcoz ha afirmado que las amas de casa que se dedican en exclusiva al cuidado del hogar y sus familias corren el riesgo de tener más problemas de salud que aquellas que también trabajan fuera de casa, “puesto que disfrutan de un menor estatus social y de una vida social más limitada”, ha concluido.
Fotografía: Esteban Cobo