Santander.- El catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), Juan Ramón de Páramo, ha participado en el encuentro Tendencias actuales en mediación y gestión de conflictos: retos y propuestas de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), donde ha subrayado que “los mediadores pueden ayudar a resolver alguno de los escollos que los negociadores tienen” en los procesos judiciales, y que “su intervención puede ser muy útil si se superan los niveles de desconfianza entre ambos”.
Una desconfianza que parte del recelo entre los defensores del modelo de negociación distributivo -seguido principalmente por los abogados de parte-, y los del modelo integrativo –defendido por la figura del mediador-. Como ha explicado De Páramo, el primero se basa en el reparto en un escenario de suma cero (ganar o perder), frente a la segunda, que busca crear valor y no centrarse tanto en la distribución, observando y analizando los intereses que hay dentro de las preferencias de las partes.
El también director del Instituto de Resolución de Conflictos de la UCLM ha recordado que a la hora de resolver un conflicto, “es necesario tener en cuenta los intereses de la otra parte, de lo que haga, piense y decida”. Es lo que se denomina “interdependencia estratégica”, que se sustenta sobre el principio de que “la consecución de un objetivo depende de la maximización de mi interés frente al de los demás”.
Partiendo de esa base, De Páramo ha defendido la mediación como un método de resolución cooperativa donde lo importante es “desechar los objetivos iniciales de incompatibilidad, y alcanzar segundos objetivos donde se pueden encontrar acuerdos”. Así, el mediador puede jugar determinados roles que los abogados de parte o negociadores no tienen en cuenta: “El mediador puede ayudar a comprender los intereses compartidos, facilitar que ambas partes expresen necesidades, prioridades y aspiraciones subyacentes que no revelarían al adversario, o revisar los puntos de vista de un modo más realista y corregir decisiones irracionales”.
Por todo ello, el catedrático de Filosofía del Derecho ha afirmado que “el abogado se tiene que dar cuenta de que la mediación es una actividad profesional que deberá incorporar en su oferta al cliente”, porque “aquel que piense que solo la litigiosidad es lo que le va a generar beneficios tendrá problemas”. Y todo pasa por un diagnóstico previo del conflicto para ofrecer la intervención más adecuada: “Saber diagnosticar bien el conflicto es como saber diagnosticar bien la enfermedad. Si no establezco una correcta solución terapéutica, se está abocado a una mala resolución del problema”, ha establecido.
Para que negociación estratégica y mediación cooperativa se integren, sin embargo, De Páramo ha reiterado que ambas partes deberán superar sus prejuicios. Por un lado, la propensión de los abogados a “entender la negociación como exclusivamente distributiva, reduciéndola a una cuestión de números”, cuando en realidad “hay problemas aparte: intereses ocultos, preferencias no visibles o tácitas”. Y por otro, la de los mediadores, que en muchas ocasiones “creen en exceso en la superación del conflicto a través de la mejora de la relación entre las partes”, olvidando que a veces “es solo una cuestión cuantitativa”, ha concluido.
Clausura
Tras dos jornadas en las que la mediación se ha abordado desde la multidisciplinariedad, el encuentro se ha clausurado con un acto en el que han estado presentes Rafael de la Sierra, consejero de Presidencia y Justicia del Gobierno de Cantabria, los directores del encuentro Eduardo Vázquez, vicerrector de Internacionalización y del Campus de Las Llamas, y Leticia García, profesora titular de Derecho Civil de la UCM, y Miguel Ángel Casermeiro, secretario general de la UIMP.
De la Sierra, que ha resaltado el apoyo y convicción del Gobierno de Cantabria en el ámbito de la mediación, ha puesto en valor este método de resolución de conflictos, que ya era habitual en el pasado en nuestra región. “Había una cultura de solución de los problemas en el ámbito de la propia comunidad” que apenas existe ahora, ha reconocido.
De esa manera, el consejero de Presidencia y Justicia ha subrayado que “hay que trasladar a la ciudadanía la importancia de la mediación, tanto por lo que supone en el ahorro de costes y como forma de evitar pleitos”, como por un aspecto que ha considerado clave: “Los pleitos tienen un ganador y un perdedor, pero la mediación presenta dos personas que no se enfrentan, y que aunque no salgan satisfechas al 100%, no tienen la sensación de que uno de ellos ha perdido”. Es por eso que, según ha explicado De la Sierra, el Ejecutivo regional ha reorientado sus subvenciones en este ámbito “de la formación de mediadores a la difusión de información sobre mediación en la sociedad”.
Finalmente García, que ha expresado sus agradecimientos a la UIMP “por creer que la mediación tiene un espacio en nuestra sociedad”, ha expresado que el diálogo, en el que se basa este método, “es fundamental para construir convivencia en una sociedad compleja, poliédrica y a veces convulsa”. Este contexto evidencia, en palabras de la codirectora del encuentro, que “familias, empresas y organizaciones necesitan de nuevos modelos de relación, para ser más eficientes y saludables, y también para convivir en paz”.
El daño a los niños o el coste que supone en una empresa el conflicto entre sus trabajadores, ha enumerado García, son consecuencias de las disputas legales que se pueden trabajar “creando espacios de diálogo y de cooperación”, aunque desgraciadamente, ha evidenciado, “la mediación no está todavía permeando en la sociedad y en el ámbito jurídico”. Una labor para la que ha reclamado el apoyo de Administraciones que crean en ello, operadores jurídicos, o universidades, entre otros, porque para fomentar la cultura de la mediación no es suficiente con “trabajar en la norma y construir desde la ley”, ha concluido.
Fotografía portada: Juan Manuel Serrano | UIMP 2018
Fotografía texto: Esteban Cobo | UIMP 2018