Santander.- El general Juan Bautista Sánchez, adjunto al director del Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas, ha expuesto en el encuentro Las Fuerzas Armadas en el mundo actual, que se está celebrando en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), los objetivos y retos de futuro del Cuerpo, así como la adaptación que requieren los desafíos derivados de la vertiginosa evolución tecnológica.
Bautista Sánchez ha explicado que el trabajo del Centro de Inteligencia del que forma parte se enmarca en el llamado Plan Conjunto de Inteligencia Militar, donde los objetivos son fijados por las necesidades de información que tiene el Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD). “Nuestro trabajo va prioritariamente dirigido al apoyo de las operaciones militares en curso y se intenta alertar de situaciones de crisis que puedan dar lugar al empleo de fuerza militar, que afecten a la seguridad española desde el exterior”, ha expuesto. “Se trata de prever y anticiparnos a las situaciones, de forma que la autoridad esté en condiciones de tomar una decisión adecuada al respecto”, ha añadido el capitán.
Bautista Sánchez ha expuesto el reto que supone la vertiginosa evolución tecnológica en un campo como el de la inteligencia militar. “Tenemos que adaptarnos de forma que tengamos una capacidad de análisis suficiente sobre medios como el ciberespacio”. Para tener esa capacidad de análisis, ha explicado el capitán, hace falta tener personal experto, que “es difícil de generar porque requiere tiempo”. Por ello, el adjunto al director del Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas ha abogado por “tener una mentalidad abierta y una flexibilidad que permita abrirse a las personas fuera del ámbito militar que aporten esa capacidad”. “El avance tecnológico, su velocidad, imprime una necesidad de intentar estar a la última permanentemente que es irresoluble desde el punto de vista orgánico de la Administración”, ha asegurado.
Asimismo, Bautista Sánchez ha subrayado que desde el punto de vista tecnológico, la Administración tiene que ser capaz de “ofrecer las herramientas de última tecnología”. “Podemos tener un programa maravilloso de búsqueda de grandes cantidades de datos en el ciberespacio, y estar obsoleto pasado mañana”, ha expuesto.
En este sentido, el capitán ha hecho referencia al carácter reactivo con el que se actúa. “Primero hay que examinar con qué arma tecnológica me están amenazando, y luego cómo responder a este arma. Siempre, de alguna forma, se actúa en este campo a la defensiva”, ha reconocido. Y ha añadido otro aspecto: “La amenaza clásica ha sido la amenaza puramente militar de una fuerza contra otra. Pero ahora la amenaza ha ido ampliándose y se diversifica, y se utilizan una serie de armas que requieren la capacidad de ver el panorama en su completa dimensión”. Unas armas cuyo daño es exponencial: “Desde acciones directas sobre infraestructuras o en el campo del ciberespacio, así como campañas de desinformación que son permanentes. Si todas estas acciones se hacen de manera coordinada, se pueden producir hechos como la ocupación de Crimea por parte de los rusos”, ha concluido.
Fotografía: Juan Manuel Serrano | UIMP 2018