Santander.- El doctor en Historia Moderna y autor de El espía del rey, José Calvo Poyato, ha participado en el encuentro La novela al rescate de la historia de España que se está celebrando estos días en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).
Durante su intervención, Calvo ha profundizado en la historia del Imperio de los Austrias, haciendo especial hincapié en la cronología: “No podemos perder de vista ni el lugar ni el momento en que ocurren los hechos”. Tal y como ha explicado el historiador, el periodo de los Austrias se enmarca entre el año 1517, inicio del reinado de Carlos I, y el 1700, muerte de Carlos II sin descendencia. Una etapa larga que “no fue uniforme”, ha apuntado Calvo.
Según ha destacado, “hubo cierta historiografía que nos hablaba de Austrias mayores y menores”, los primeros corresponden al siglo XVI, Carlos I y Felipe II, y los segundos al siglo XVII, Felipe III, Felipe IV y Carlos II. Así, ha añadido, “se solía decir que el momento de esplendor de la casa de Austria coincide con los Austrias mayores y la crisis y decadencia con los menores”. Sin embargo, ha remarcado, “hoy sabemos que no fue así”, porque “cuando faltaban, al menos, un par de décadas para que terminase el siglo XVI aparecen elementos de crisis muy importantes, como la crisis del vellón”.
Por otra parte, Calvo ha reflexionado sobre la imagen de poder que transmitía la monarquía hispánica. En su opinión, “es una batalla que normalmente España ha perdido”, respecto a otras potencias, y “me temo que la sigue perdiendo”, ha puntualizado. Y es que, “la imagen para mucha gente, a veces, es más importante que la verdad, porque para conocer la verdad hay que profundizar mucho”.
Además, el historiador ha señalado que la imagen de la monarquía hispánica, como gran poder de la época, “se encuentra con dos elementos, que durante mucho tiempo han acompañado a nuestra historia, por un lado la visión que fuera de España se tiene de esa monarquía y, por otro, la colaboración que los españoles hemos prestado a ello”. En este sentido, ha considerado que “no le hemos hecho ningún favor a nuestra historia porque le hemos dado un extraordinario crédito a lo que se ha dicho desde fuera”.
En último lugar, se ha referido a los novelistas que se adentran en la novela histórica. “El acontecimiento no se puede alterar y el gran problema que tiene un autor de novela histórica es mantener la tensión narrativa porque el lector ya sabe cómo va a terminar”. Asimismo, ha asegurado que la novela “tiene que ser verosímil”, es decir, “responder a los parámetros de la época”. Y en esta tarea, “los pequeños detalles son fundamentales”. Por ello, ha añadido, “uno tiene que documentarse muchísimo para ambientar la novela en los elementos de la cotidianidad”. Sobre esto, Calvo ha reconocido que la novela histórica “nos permite llegar a muchos sitios a los que no llegan los manuales de historia”, de ahí que el novelista “pueda permitirse las libertades que el historiador no debe, si quiere hacer un trabajo serio y honrado”.
Fotografía: Juan Manuel Serrano | UIMP 2018