Santander.- Mariano Díaz-Miguel, responsable de Cirugía de Mama de la Fundación Jiménez Díaz ha expuesto en el encuentro Cáncer de Mama, que se ha celebrado en el marco de los Cursos Avanzados de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), la evolución histórica de las mastectomías en el tratamiento de esta enfermedad.
Una evolución histórica que tuvo un antes y un después con la figura de William Halsted, que “cambió el paradigma de la enfermedad”, y que disminuyó los valores de recurrencia de la misma de valores que se situaban sobre el 82% de los casos, al 6%, ha subrayado Díaz-Miguel. “Semejante descenso nadie lo ha conseguido en ningún otro ámbito con un gesto exclusivamente quirúrgico”, ha asegurado.
Tras repasar figuras relevantes de la medicina que supusieron un cambio de paradigma, como Hipócrates –“separó la enfermedad del destino de los dioses”- o Galeno –“quizá no haya habido otro autor que haya influido durante tantísimos años durante la práctica de una ciencia”-, el responsable de Cirugía de Mama de la Fundación Jiménez Díaz se ha detenido en las figuras de Charles Moore y William S. Handley, que pusieron en jaque siglos del paradigma en torno a las ideas de Galeno.
Por una parte, ha explicado que Moore percibió que la recidiva, repetición de una enfermedad tras el periodo de convalecencia, “ocurría en el mismo sitio donde había estado el primer tumor”, y que estas eran “centrífugas”. Así, planteó “la extirpación de toda la mama y los ganglios linfáticos”, ha explicado. Por otro lado, Handley expuso la teoría de la permeación, que demostraba que “las células del tumor atraviesan las paredes de los vasos linfáticos, y desde ahí abordan los ganglios de la axila”. Es entonces cuando se empieza a sospechar que “la enfermedad es sistémica, pero que aparece en la mama y desde ahí se disemina de manera centrífuga por vía linfática. Eso hizo temblar el paradigma galénico”, ha sostenido el cirujano.
Así apareció posteriormente la figura de Halsted, cuyos principios determinaron, como ha detallado Díaz-Miguel, que la diseminación de los tumores responde a una manera definida y ordenada basada en consideraciones mecánicas, las células atraviesan los vasos linfáticos, que la corriente sanguínea no tiene importancia en la diseminación, que el tumor es autónomo con relación al huésped, y que el cáncer de mama operable es una enfermedad locorregional.
Por tanto, la mastectomía de Halsted “tiene una drástica disminución de las recidivas, muestra que tenemos que seleccionar a los pacientes a la hora de operar, comprueba el valor pronóstico de la axila e introduce el valor de la radioterapia en 1903”, ha detallado el responsable de Cirugía de Mama de la Fundación Jiménez Díaz.
Luego llegarían discípulos de Halsted, como Joseph Colt Bloodgood y George Lenthal Cheatle, especialmente el primero, que, como ha subrayado Díaz-Miguel, “planteó la supervivencia del cáncer de mama como una constante, además de establecer que el cirujano, con un solo gesto quirúrgico, no la iba a cambiar. Abrió así la posibilidad de que la cirugía se minimizara con respecto a Halsted”.
Una minimización que dio lugar a la evolución hacia el tratamiento conservador de la mama, que es “la panacea en este momento”, en palabras del cirujano. Un tratamiento conservador que requiere “asegurarse de tener capacidad de seguimiento de la paciente, contar con una radioterapia eficaz, y valorar la situación sociofamiliar de la paciente”, ha finalizado Díaz-Miguel.
Fotografía: Juan Manuel Serrano | UIMP 2018