Santander.– El catedrático de Derecho Penal de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) Juan Antonio Lascuraín ha reflexionado sobre los límites penales de la libertad de expresión en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en el encuentro El lenguaje incorrecto: ¿provocación o delito? con una ponencia centrada en El discurso provocador: ¿mala educación o delito?
Lascuraín ha comenzado explicando que "partimos de un sistema de libertades donde podemos decir lo que queramos" pero "hay que tener límites", ya que, según sus palabras, "los labios pueden ser espadas". El experto ha disertado sobre dos ejes: Las restricciones excesivas con la expresión política y la amplia generosidad con la expresión no política.
Durante su intervención, Lascuraín ha explicado los límites penales a la expresión, con sus consiguientes consecuencias civiles, administrativas y penales, y ha afirmado que la expresión tiene dos almas: la primera es un "mero ejercicio de socialidad" al formar parte de "nuestra humanidad". La segunda "alma" radica en lo esencial del sistema democrático.
Lascuraín ha destacado que "somos todos igual de dignos y soberanos", y ha comentado que pese a que "todo lo que afecte al interés público en un sentido genérico lo decidimos entre todos", necesitamos que "en las materias que nos afectan haya el mayor flujo de información, opinión o libre mercado de ideas".
Expresión política
En esta línea, el catedrático ha afirmado que "si me expreso políticamente como ser humano en asuntos de esta índole, aunque hiera puedo ratificar mi opinión", y, ha continuado, "este pulso se puede perder si esa contribución política es meramente aparente, es una información no veraz o no trasmite la verdad política". Como ejemplo, el de un concejal que "llamó 'lameculos´ al director de un geriátrico por presunta prevaricación en los fondos que recibió del consistorio del municipio". De una manera poco ortodoxa, el concejal en cuestión defendió su postura crítica ante un supuesto desfalco.
Por otra parte, Lascuraín ha disertado sobre la amenaza dentro de los límites de la expresión política y ha expuesto el caso del video difundido por la Mesa Nacional de Herri Batasuna (HB) sobre la alternativa democrática de ETA en sus espacios gratuitos de la campaña electoral de 1996: "Se expresaron políticamente para intimidar a los ciudadanos y en este caso no estaban amparados por la libertad de expresión". Como consecuencia de estos hechos, la Sala Segunda del Tribunal Supremo impuso una pena de siete años de prisión y 500.000 pesetas de multa a cada uno de los 23 miembros de la Mesa Electoral de HB. A renglón seguido, Lascuraín ha mencionado otro de los límites de la libertad de expresión: la incitación a la violencia, y ha apuntado que "ahora es delito, incluso, el fomento indirecto al odio", lo cual, ha continuado, "nos preocupa".
Sobre este tema, Lascuraín ha dejado clara su opinión: "Hay que reproteger la expresión política. Deberíamos ser más generosos, ya que esta forma de expresión forma parte de la columna vertebral de nuestro sistema democrático". Después, ha comentado casos como las pitadas al himno nacional, la quema de banderas o el rechazo a las autoridades, que "no deberían tomarse como delito". "Si vamos muy lejos en cuanto a la prohibición de discursos que lejanamente incitan a la violencia, nos dirigimos hacia una sociedad totalmente prohibitiva", lo que supone "un desaliento a la libertad de expresión", ha concluido.
Expresión no política
La segunda tesis que el catedrático de Derecho Penal ha explicado se fundamenta en la "reprotección frente a la expresión no política". Por ello, Lascuraín ha explicado que "los delitos cometidos a través de medios de comunicación se castigan de una manera menos dura", con lo que no está de acuerdo: "Si solo castigas a un principal, por ejemplo, al redactor jefe, pierde sentido para el daño realizado a la intimidad y al honor".
La influencia de internet ha sido otro de los temas centrales tratados en su ponencia, cuando ha alegado que es un medio de altavoz o "plaza pública" que "nos facilita la vida y refuerza nuestra democracia" pero "afecta a la intimidad y al honor del individuo". "Internet es como un gigantesco estadio de fútbol donde todo vale", ha sentenciado, y ha recalcado que "no tenemos que ser delicados y tolerar los daños que se emiten, tenemos que ser más intensos en la protección de esos daños". Como ejemplo ha explicado el caso de un padre que tuvo que soportar bromas macabras, a través de este medio sobre su hija fallecida en un cruento accidente de trafico: "Se saldó con una pequeña multa".
Por último, se ha debatido sobre la reformulación del Código Penal con la 'cláusula Olvido Hormigos´ que castiga con hasta un año de cárcel la difusión de imágenes intimas sin consentimiento de quienes las protagonizan: "Anteriormente, si alguien cedía unas imágenes y estas eran difundidas se consideraba que no existía daño alguno a la intimidad, ya que si tu cedes un bien o propiedad no te lo han arrancado", ha explicado Lascuraín. Esto ha cambiado: "Los datos son nuestros aunque los cedamos", ha finalizado.
Fotografía:Juan Manuel Serrano