Luis de la Corte: “El proceso de radicalización del terrorismo yihadista es idéntico al fenómeno sectario”

Santander.- Pocos fenómenos parecen expandirse con más rapidez que la radicalización violenta, en cualquiera de sus formas. Europa, desgraciadamente, está en la mirilla de numerosos grupos fundamentalistas y el yihadismo es uno de sus actores más visibles. El profesor de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid Luis de la Corte es experto en la radicalización de los jóvenes y precisamente esto es lo que ha explicado en una sesión (El radicalismo como posibilidad juvenil en el mundo actual) de la Escuela de Psicología 'José Germain' de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, que este año se centra en Psicología de la adolescencia. Sus riesgos y problemas.

"El proceso de radicalización que se da en el terrorismo yihadista (o en otras formas de extremismos violentos) es idéntico al que se da en fenómenos sectarios, porque no dejan de ser sectas", ha explicado De la Corte. Todo esto, lleva al individuo a "adquirir una nueva identidad positiva, incorporar una nueva orientación a su vida y a obtener apoyo y reconocimiento social", ha comentado.
No obstante, también ha destacado que "la mayoría de las personas que se ven afectadas y que pueden generar radicalización, no acaban asumiendo ideologías extremistas ni traduciéndolas en violencia". Y es que gran parte "de los ejemplos de esta forma de terrorismo constituye una violencia de minorías dentro de minorías", ha asegurado el profesor de la UAM.
Esta realidad es especialmente peligrosa cuando se traslada a los jóvenes, "por su vulnerabilidad". Y, teniendo en cuenta los datos de las detenciones por presunta participación o vinculación a grupos yihadistas en nuestro país, se detecta que "está descendiendo el rango de edad: cada vez hay más jóvenes, cada vez son menores". No obstante, el yihadismo no se nutre solo de la juventud. Según De la Corte hay otros tres perfiles vulnerables: los inmigrantes de segunda o tercera generación, los conversos y las personas "con desequilibrios mentales".
En cuanto a los primeros, ha apuntado que "hay un problema con estas personas que, si bien han nacido en países europeos, por ascendencia tienen su origen en países musulmanes y, con razón o sin ella, no se sienten ciudadanos de igual derecho". Sobre los conversos ha asegurado que "en los últimos tiempos se ha incrementado el número de personas que se convierten a un Islam radical y violento". De hecho, los datos muestran que "desde 2011 unas treinta mil personas se han desplazado a combatir en filas yihadistas a Siria; más de cuatro mil son europeos y unos 178, españoles". Y respecto al último perfil, ha explicado que responde a "personas impredecibles a la hora de traducir la radicalización en violencia".
Atentados letales
De la Corte también ha explicado que Europa tiene una experiencia dilatada con el terrorismo, pero "el nivel de letalidad que tienen los atentados se ha incrementado exponencialmente" desde la entrada en escena del yihadismo. Esta tipología de violencia ha cambiado las reglas del juego, pues "los yihadistas han hecho de esta forma de agresión una herramienta de su actividad", ha explicado.
Y todo porque, ha comentado el docente, "lo que distingue al terrorismo con otras formas de violencia es que lo que buscas es dañar a unos pocos (aunque esos pocos puedan ser muchos en números absolutos) para atemorizar e influir a muchos. Generar un impacto psicológico y social desproporcionado respecto al daño que produce cada acción".
Además, las perspectivas no son alentadoras, pues según ha explicado De la Corte, "la gravedad del fenómeno yihadista está encubriendo otros que, aunque tienen menor magnitud, se están dando en toda Europa y están creciendo en los últimos años. Ha habido un incremento de la actividad anarquista y de la militancia en grupúsculos de extrema derecha, y esta tendencia va a continuar y a crecer".
Por eso este doctor en Psicología apuesta por la prevención como principal arma contra el terrorismo yihadista. Así, ha asegurado que las líneas de actuación pasan por "estrechar vínculos con las comunidades musulmanas, el apoyo a grupos o asociaciones que promuevan un Islam moderado y en contra de la violencia, medidas de detección temprana para identificar casos en sus fases iniciales de radicalización o aquellas que deslegitimarán el discurso y la ideología yihadistas". Igualmente, De la Corte ha explicado que aunque queda trabajo por hacer, las medidas educativas "destinadas a implementar el pensamiento crítico y la convivencia para evitar la islamofobia" también pueden ser de utilidad.
Detectar la radicalización
De la Corte, que es miembro del Consejo de Dirección del Instituto de Ciencias Forenses y de la Seguridad de la UAM, ha comentado que "la radicalización es un proceso amplio, que implica cambios y que se está acelerando de forma exponencial, gracias a internet". La red es "un elemento muy útil para detectar de la forma más temprana posible los procesos de radicalización", pues muchos de los implicados se comunican a través de foros o páginas web.
Por ello, ha valorado la figura del agente encubierto virtual como "un elemento útil" que detecta en qué medida lo que se dice por la red son "indicios de radicalización". La clave es descubrirlo cuanto antes para que "no se traduzca en un desplazamiento a zonas de conflicto ni en una integración en organizaciones terroristas, o en la constitución de grupos nuevos o de actores solitarios".
No obstante, detectar la radicalización "a veces es posible, pero otras no", porque "las cifras actuales atraídas por ideologías extremistas son un número que consume todos los recursos que tienen las agencias de seguridad e inteligencia para detectar y prevenir", ha explicado. Además, todo esto requiere tiempo y recursos y por eso "el factor de acierto nunca va a ser del cien por cien", ha destacado.

 

Fotografía: Esteban Cobo