Santander.- "No es simplemente garantizar una ración mínima de calorías, proteínas y otros nutrientes específicos. Se trata del derecho a recibir todos los elementos nutricionales que una persona necesita para vivir una vida sana y activa, así como los medios para acceder a ellos", ha asegurado la vicerrectora de Extensión Universitaria y de Enseñanza del Español y otras lenguas de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), Montaña Cámara, durante su intervención en el seminario Seguridad alimentaria y sostenibilidad: una bioeconomía para el siglo XXI de la UIMP.
La bromatóloga ha reflexionado en su intervención, titulada Seguridad alimentaria: safety versus security, sobre la situación actual, y ha recordado que 795 millones de personas (un 10,9 % de la población mundial) están pasando hambre, un problema que se debe, entre otras cosas, a desastres naturales o guerras: "Hay zonas donde antes había seguridad alimentaria, y ahora no solo no la tienen sino que además existe un foco de enfermedad y no disponibilidad de alimentos", ha asegurado. En su opinión, además de las causas naturales, "que no se pueden prever", también existe una responsabilidad humana que ha acrecentado el problema. Por eso, uno de los retos principales consiste en "producir una mayor cantidad de alimentos, pero con una densidad nutricional adecuada e higiénicamente seguros para abastecer esas demandas de la población". Asimismo, ha insistido en apostar por una economía circular en la que se optimice la oferta para que se minimicen las perdidas: "Hay que utilizar todo y, sobre todo, evitar el desperdicio alimentario".
La vicerrectora de la UIMP ha explicado que el concepto de salud se ha transformado notablemente en los últimos años, pues ahora no solo es importante el hecho de no sufrir patologías: "Antes se trataba solo de no tener enfermedades, y ahora se le ha añadido el concepto de seguridad alimentaria". Este término hace referencia a la ausencia de sustancias potencialmente tóxicas y microorganismos patógenos, es decir, que "no solo importa la disponibilidad de alimentos, sino también que sean seguros". Food security (acceso a una dieta equilibrada y agua potable), por un lado, y Food safety (calidad e inocuidad de los alimentos), por otro. "Se espera de los científicos de la industria alimentaria un imposible, ya que no existe un alimento milagro", ha añadido Cámara, que ha hecho hincapié en que los productos deben ser sanos, inocuos, nutritivos, adecuados para el uso programado y con denominación acorde a sus especificaciones.
Otro de los grandes retos es "educar a la población en hábitos dietéticos saludables y a la población de países emergentes para evitar los problemas derivados de la transición nutricional". Además, ha dicho, es necesario "racionalizar las expectativas de la seguridad higiénica de los alimentos, mejorar el estado nutricional de la población mundial y favorecer el desarrollo de sistemas alimentarios respetuosos con los condicionantes socioculturales de los distintos países".
Fotografía: Juan Manuel Serrano