Santander.- Aunque en su último libro, Lo que no está y no se usa nos fulminará, un escritor “quejica y debilucho” llamado Patricio Pron contrata a varios actores para que se hagan pasar por él en las presentaciones de sus libros, en el ciclo de los Martes literarios, organizado por la UIMP en colaboración con El Diario Montañés, “vamos a darles a los amigos de Santander la oportunidad de que vean al auténtico Patricio”.
Quizás, esa forma de esconderse que adoptaba el personaje tiene que ver con el miedo de Pron a la opinión de los demás. Un temor que, no obstante, es cosa del pasado: “Uno de los obstáculos más grandes que tenía como escritor estaba relacionado a la percepción de otros hacía mi trabajo”, ha reconocido. Un hecho que tampoco sorprende, ya que no hace mucho que vive en España y sin amigos en el negocio, su entrada en la literatura fue más dificultosa: “Viniendo de fuera y sin ser esperado, las opiniones acerca de mi trabajo eran muy importantes. Sin embargo, ahora mis libros se han nutrido de esa nueva libertad de la que creo que también se han beneficiado mis lectores”.
En relación a nuevas formas de comunicación o de relación como Tinder, plataforma de la que habla en uno de los relatos de Lo que no está y no se usa nos fulminará, Pron ha considerado, que aunque este auge esté propiciando cosas, también está impidiendo otras: “Lo que hacemos en la mayor parte de las plataformas en primer lugar, es tener una actitud consumista y no se elige, sino que se escoge”. Y es que, por ejemplo, en la aplicación para conocer gente, se trata de millones de personas con las que puedes contactar, lo que hace que “no que estés eligiendo, sino seleccionando entre un repertorio de posibilidades que ha sido acotado para satisfacer nuestros gustos”. Por eso, su último libro es una invitación a recuperar la capacidad de elección que, según él, creemos tener pero hemos perdido: “Creo que hay una tarea pendiente de recuperación de la autonomía individual”.
Las nuevas tecnologías han influido en todos los aspectos de la sociedad. En su opinión, la literatura casi todas las veces ha utilizado mal las tecnologías, “al margen de todos los relatos que hemos tenido que leer de manera desafortunada en los últimos tiempos, en los que todo lo que se escribía pretendía imitar un blog, un chat o la escritura automática producida por un ordenador”, ha señalado. Y es que, para Pron, la literatura tiene algo que hacer con la tecnología que no es necesariamente lo que se está haciendo ahora: “Por tanto, es necesario pensar en esa relación y en la forma en la que la literatura puede relacionarse de una forma que no sea subsidiaria, sino que adquiera una tonalidad propia y artística de la que actualmente carece”, ha concluido.