Santander.- El actor Pedro Casablanc ha presentado en rueda de prensa La conjuración de Venecia. Un retrato de Quevedo junto a la Coordinadora de Actividades Culturales de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), Carina Martín. Esta cita tendrá lugar hoy a las 20h en el Paraninfo de La Magdalena, dentro del ciclo escénico Primera fila, organizada por la UIMP.
La implicación de Casablanc en este proyecto, que funde los textos de Quevedo con música veneciana y española de principios del siglo XVII, se debe a que el artífice del proyecto, Ignacio Prego, vive al igual que el actor en la localidad madrileña de Torrelodones. Para él, es una gran iniciativa fundir música y poesía, “algo muy formativo”. Desde que le presentó el músico este proyecto se rindió antes los encantos de la propuesta y se declaró “fan” de Quevedo.
El espectáculo tiene como marco histórico la Conjuración de Venecia de 1618, en la que parece ser que tuvo bastante implicación Quevedo. Según la leyenda, Francisco de Quevedo, quien por aquel entonces era secretario del Duque de Osuna y forma parte del complot, logra escapar disfrazado de mendigo gracias a su conocimiento del dialecto local. Así, sobre este contexto parte un montaje en el que se funden sonetos amorosos, crítica política y se abre y cierra con párrafos en prosa. De la figura del autor, Casablanc ha destacado que “jugaba con el culteranismo”. Este literato “Asumió su papel de bufón, de tipo sin ninguna cortapisa a la hora de decir lo que piensa”. Todo ello, contrastaba de alguna forma con su carácter “muy creyente”.
El espectáculo está interpretada por el grupo Tiento Nuovo y dirigida por el premiado clavecinista Ignacio Prego. Es importante reseñar la participación en esta actividad escénica de la cantante Lucía Martín-Cartón que cuenta con un extenso currículo artístico. Así, ha ofrecido conciertos en salas del mundo entero como la Sydney Opera House, el Teatro de la Zarzuela de Madrid o el Lincoln Center of New York.
“Soy bilingüe desde mi infancia”, ha comentado al referirse a su relación con el teatro francés. Obras como Hacia la alegría, que se pudo ver en el Teatro de la Abadía de Madrid, le han hecho también un hueco en la escena francesa. El actor ha puesto en valor cómo en el país vecino se da prioridad a la educación solo por debajo “del pan”. Todo ello en contraste con un país como el nuestro en el que “la dictadura acabó con Lorca”.
En cuanto a los veteranos actores que durante el franquismo triunfaron se ha referido a ellos para contar que “en aquella época no existían escuelas de interpretación”. Esa generación de actores se hizo en los escenarios y en las pantallas, donde se les daban papeles “hechos a su medida”. Cuando llegaron los métodos interpretativos, algunos de ellos, con carreras muy consolidadas, no lo entendieron y “se burlaron de los actores de método”.
Por último, el actor, que acaba de estrenar en el Festival de Teatro Clásico de Mérida, Filoctetes, - obra representada por primera vez en España-, se ha referido al teatro como un lugar en el que “se produce una verdad que solo existe en el escenario”, en contraste con el audiovisual donde prima “lo cotidiano”.
Fotografías: Esteban Cobo/ UIMP