Santander.- La directora del Museo de Altamira, Pilar Fatás, ha participado en el seminario Arte Rupestre y Turismo Cultural que se celebra esta semana en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), en el que ha hecho un recorrido por los veinte años de historia del Museo Altamira (1997-2017).
“Para entender la situación actual del museo, es necesario conocer su pasado”, ha destacado Fatás, quien ha recordado que “la historia de Altamira comienza en 1879 con el descubrimiento de Marcelino Sanz de Sautuola”. Y es que, desde el principio y a pesar de la polémica por la autenticidad de la cueva entre la comunidad científica, religiosa y la sociedad “Altamira ha sido un referente en materia de turismo”. En este sentido, ha resaltado que en sus inicios “la Cueva presentaba un turismo de élite”, y que hacia finales de los años cuarenta “se convirtió en lugar de reunión de intelectuales y artistas”.
Por otro lado, la directora del Museo de Altamira ha destacado que se trata de una cueva con una fragilidad geológica muy fuerte, por lo que es necesario “trabajar intensamente en su preservación y en su conservación”. Por eso, según ha comentado, se creó el Museo en 1979 que “supuso una solución parcial a los problemas del monumento” ya que seguía sin ser satisfactoria en cuanto a los objetivos que debe cumplir todo museo: conservación, difusión e investigación. Algunos de estos problemas venían por la existencia de riesgos medioambientales en el entorno, la inexistencia a la vista de la cueva y por la precariedad de las instalaciones.
Más adelante, en 2001 tuvo lugar la inauguración de la nueva sede para el Museo de Altamira “un proyecto integral e infraestructura cultural al servicio de la cueva y de los ciudadanos”, y que a su juicio, “no es un museo para especialistas, es un museo para todos”. A continuación, ha explicado el proyecto. Por un lado, se ha referido a la Neocueva, “un vehículo de información que reconstruye cómo era cuando estaba habitada y da a conocer la prehistoria y el arte rupestre”, y que, en su opinión “puede ser mejor en materia de información pero no de emoción”. Por otro lado, ha hecho mención a la exposición permanente Los Tiempos de Altamira “en la que los protagonistas son las personas, no los objetos”. En último lugar ha nombrado las actividades que se organizan en torno a la Cueva.
Fatás, que ha recalcado “el valor simbólico de este patrimonio”, ha anunciado que “el año pasado el número de visitas se incrementó un 8.48% respecto al anterior”. Por último, ha señalado que de cara al futuro “estamos trabajando para diversificar la propuesta museística”, y ha indicado algunas propuestas como la renovación de la exposición permanente, musealizar la cueva de estalactitas e integrar el entorno paisajístico.
Fotografía: UIMP | Esteban Cobo