Santander.-Aunque se dio a conocer escribiendo poesía, no ha vuelto a recurrir a ella salvo como lectora. Quizás porque fue solo “una manera de probar” hasta encontrar su verdadero camino: “Al final uno se va decantando no hacía donde se siente más cómodo, sino hacía donde encuentra su respiración, y en mi caso es en la narrativa”, ha desvelado Sara Mesa en unas declaraciones a los medios de comunicación con motivo de su participación en el ciclo Martes Literarios, organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en colaboración con El Diario Montañés.
La autora de Cicatriz (Premio Ojo Crítico de Narrativa en 2015) o Un incendio invisible, ha tenido que compaginar su labor en el mundo literario con un trabajo en el sector audiovisual: “No he tenido, hasta ahora, la opción de elegir. Vivir de la escritura es muy difícil hoy en día, e incluso en los tiempos buenos los escritores no vivían exclusivamente de escribir”, ha asegurado haciendo referencia a la serie de compromisos que puede tener un escritor además de sus libros.
En la actualidad es posible que le haya llegado el momento de dedicarse de lleno a la escritura gracias a su “posición un poquito más estable”, situación que, sin embargo, no la ha llevado a tomar una decisión: “Pensar que voy a dejar un trabajo para escribir es un autoengaño, porque yo, probablemente, voy a escribir siempre. Quizás de lo que tengo ganas es de trabajar menos”, ha admitido. En su opinión, no vivir solo de la escritura le da “cierta libertad”, pero también le limita el tiempo: “Es una decisión que hay que tomar en determinado momento, pero con la diferencia de que la escritura no es algo que esté garantizado. Me encantaría seguir viviendo de ello, pero no sé si voy a seguir escribiendo más adelante”, ha reconocido. “¿Y si me atasco y no sale nada? No quiero seguir viviendo del rollo de que un día fui escritora”, ha añadido.
Dos de los temas que más le interesan en la actualidad son la infancia y la adolescencia, “esos periodos que te configuran como lo que luego eres y que, a menudo, se miran con cierto paternalismo”. “Con esto no pretendo hacer literatura juvenil, entre otras cosas porque es muy difícil y carezco de las herramientas adecuadas”, ha subrayado, sino desmontar todos los tópicos entorno a ese periodo de la vida: “Abordar el tema como una mirada retrospectiva, volver a ese mundo por el que todos hemos pasado e intentar desentrañar esa forma de mirar y de entender las cosas que con el tiempo se va perdiendo”, ha detallado.
Tiene un par de proyectos pendientes para este otoño: la publicación de un cuento dentro de una antología titulada Tríos, que trata este concepto de forma genérica, y un proyecto de la mano de la editorial La uña rota. Igualmente sigue escribiendo, “pero cosas lo suficientemente crudas como para no poder decir más de ellas”.
Fotografía: UIMP 2017 / Esteban Cobo