Trujillo Pérez-Lanzac: “El placer de ser es la gran pérdida del siglo XX y XXI"

Santander.- La existencia de una arquitectura cerebral en seres humanos tiene un punto de partida: el movimiento. Un movimiento que necesitó de anticipación y de evaluación del entorno, organizando el espacio y el tiempo para poder así tomar decisiones. Desde entonces, han pasado millones de años hasta convertir al Homo Sapiens en la cima de la escalera de las capacidades cognitivas, que el profesor de Psiquiatría de la New York University, Manuel Trujillo Pérez-Lanzac, se ha encargado de analizar en la VII Escuela de Psiquiatría y Ciencias de la Conducta «Carlos Castilla del Pino». La Evolución: la construcción de organismos, mentes y sistemas sociales. Hacia una visión integradora.


Una arquitectura cerebral gobernada “por leyes eléctricas y sustancias químicas”, que dirigen la actividad del ser humano “en función de que se active y se produzcan sensaciones placenteras, o de que no se active, generando malestar o dolor”, ha explicado Trujillo, también director de la Escuela.


A este respecto, el profesor de la New York University ha asegurado que “el placer de ser es la gran pérdida del siglo XX y XXI”, una pérdida que se conecta con el déficit de atención, un fenómeno también acuciante en la actualidad. “Las exigencias de la vida moderna están muy por encima de la capacidad media del cerebro ejecutivo de la población”, ha añadido Trujillo, que ha determinado que “sería interesante abordar el problema de la atención de forma psicoeducativa para evitar el fracaso escolar, tan caro para los sistemas avanzados”.


En su conferencia, titulada De cómo el homo sapiens se hizo sapiens, el profesor de Psiquiatría ha expuesto los tres niveles del estado mental, los cuales se relacionan con el propio ser vital y su identidad, con la relación interpersonal, y con su actividad y adaptación, creando y compitiendo con otros. Todas ellas tienen “apoyo de distintas zonas del cerebro, a través de los neurotransmisores”, como el lóbulo temporal, el frontal, y la corteza cerebral.


Para finalizar, Trujillo ha resumido que, gracias a sus capacidades cognitivas, “el cerebro del Homo Sapiens es un cerebro que le capacita para experiencias de tipo diverso: un profundo contacto emocional con la naturaleza, la vida y otros seres, capacitado para amar y ser amado, y para desarrollar actividad en una realidad circundante de una manera efectiva”, ha concluido.

Fotografía: UIMP 2017 | Juan Manuel Serrano