Sevilla.- Más de medio centenar de personas han asistido al encuentro sobre Comunicación institucional y opinión pública en el caos de la posverdad, organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Sevilla en colaboración con la Diputación Provincial y que se ha celebrado en la Casa de la Provincia.
La jornada, dirigida por el periodista y director de Sevilla World, Juan Luis Pavón, ha contado con la presencia de la directora de la Menéndez Pelayo en Sevilla, Encarna Aguilar, el portavoz del Gobierno de la Junta de Andalucía, Juan Carlos Blanco, la periodista y cofundadora de WomenComPol, Elena Barrios, la profesora de Lengua Española de la Universidad de Sevilla, Lola Pons, y la bióloga y portavoz de Ecologistas en Acción para la campaña ‘Clean Up the Sea’, Sara Acuña.
Periodistas, portavoces institucionales y representantes de colectivos diversos, expertos en comunicación, blogueros, influencers y estudiantes de Periodismo han debatido sobre un tema de creciente importancia: la dificultad que tiene la comunicación fiable emitida por instituciones y entidades públicas o privadas para abrirse paso en el maremágnum de comentarios espontáneos y opiniones preestablecidas, cuando intentan convertirse en la fuente de referencia para la sociedad, y están sometidas al caos de la posverdad.
La posverdad es un concepto de reciente reconocimiento que se refiere a la emisión de información falsa (fakenews en inglés) o incluso no contrastada, con el objeto de influir en el comportamiento de las personas que consumen, a través de las redes sociales o medios no oficiales, información carente de veracidad apelando a las emociones.
Ya sea en relación con una decisión política, con las causas de un siniestro, con un incidente en la vía pública, con la pseudociencia para la salud, con una tramitación administrativa o con normas de convivencia, entre otros asuntos, son muchos los supuestos a los que se enfrentan los periodistas en activo en el contexto de la posverdad.
Pavón abrió la sesión con una charla titulada Pirómanos y bomberos en la democracia mediática, en la que dio algunos ejemplos de noticias falsas y bulos creados en el último año en España, y que se hicieron virales en las redes sociales, a partir del miedo a los incidentes de ‘La Madrugá’ en Sevilla, el incendio de Doñana o el proceso independentista de Cataluña, entre otros. Pavón advertía de que “seis de cada diez españoles cree que sabe distinguir una noticia falsa de una verdadera. En cambio, cuando les pone a prueba, el 86% las confunde”, según datos del primer Estudio sobre el Impacto de las Fakenews en España.
Por su parte, Blanco, en su conferencia titulada La comunicación oficial y la presión de los bulos, ha apelado a la responsabilidad individual de cada ciudadano y periodista a la hora de difundir los mensajes: “Las mentiras que se difundieron sobre los incendios de Doñana fueron un ejercicio de yihadismo de pandereta”, apuntó Blanco, que destacó la dificultad que supuso lidiar con toda la información falsa que circulaba por WhatsApp y redes sociales porque “lo que se decía, era como la palabra de Dios. No era fácil cortocircuitar eso”.
Verdad y posverdad: dónde está la información y dónde la manipulación. Bajo esta pregunta, Barrios se ha cuestionado (interpelando también al público) algunas de las posibles causas que han llevado a esta situación, como son “la proliferación de medios y mensajes, la disponibilidad y accesibilidad de los mismos y la democratización de los espacios informadores en las redes sociales e internet”. Pero también lo son, según Barrios, “la ausencia de espíritu crítico tanto en el público como en los periodistas y en los medios de comunicación, la crisis del periodismo tanto por lo económico como por el verdadero trabajo del informador, o la existencia, uso y abuso de la manipulación como vehículo tradicional para mensajes tanto publicitarios como políticos”.
Pons ha defendido en su ponencia titulada La primera corrupción siempre es lingüística, que “la complejidad de la relación entre la realidad y las palabras es aprovechada por quienes nos quieren echar encima una malla de expresiones con la que tapar la realidad, o por quienes utilizan una imagen de la realidad para asociarla a palabras que no le corresponden”. Pons asegura que, “cuando llamamos al despido ‘forzosa austeridad’, o ‘desempleo’ al paro, o ‘fallecida’ a una asesinada por maltrato, podemos estar, voluntaria o involuntariamente, escondiendo realidades duras a través de un lenguaje pretendidamente neutro”.
Por último, Acuña cerró la ronda de charlas con La era de la intoxicación. Una nueva forma de censura, en la que apuntaba que “la comunicación en red plantea una respuesta ante la censura impuesta por los poderes fácticos en los medios de comunicación convencionales, al repartir el control de la información entre las personas que están conectadas”. Sin embargo, para la bióloga y portavoz de Ecologistas en Acción, esta “hiperinformación se traduce en grandes dudas en torno a la veracidad del contenido y a las fuentes, generando una nueva necesidad: ¿cómo ser referentes de confianza en el nuevo panorama de la comunicación?”.
Al encuentro han asistido responsables de la comunicación institucional y/o corporativa, desde organismos oficiales, municipios, empresas públicas, instituciones y organizaciones sociales. También han acudido blogueros, influencers y personas especialmente concienciadas con las consecuencias que tiene para la sociedad la hipercomunicación, cuando la opinión pública se configura basándose en lo que parece verosímil a partir de los prejuicios y las tendencias, y no a partir de los datos fiables, de las fuentes rigurosas y de los análisis que obligan a un esfuerzo para cambiar el punto de vista preestablecido.
Fotografía: UIMP 2017