Santander.- La V Escuela de Humanidades, Metafísica y Mística «Fernando Rielo». Itinerario para la paz. Educación y humanismo, que organiza la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), ha contado con una conferencia de la adjunta a la Secretaría General de la ONU, Virginia Gamba, representante especial para la cuestión de los niños y los conflictos armados. Además, la diplomática argentina, como miembro del Consejo Ejecutivo Pugwash (1985-1996), recibió el Premio Nobel de la Paz en 1995 junto al científico Józef Rotblat por impulsar y defender el desarme nuclear en el mundo.
“Que nadie se quede atrás”, es uno de los objetivos que tiene la Organización de las Naciones Unidas y que según Virginia Gamba trata de poner al grupo más vulnerable a la altura del resto. Para la adjunta a la Secretaría General de la ONU, tal vez es “el niño expuesto a los males de la guerra el más vulnerable de todas las víctimas de las violencias”. Por ello, ha considerado que vale la pena “adentrarnos y entender un mundo que quizás nunca tengamos que vivir, o esperamos no tener que hacerlo”.
Son dieciséis las situaciones de los que se encarga Gamba, que además competen al Consejo de Seguridad “lo que quiere decir que los países se encargan de revisarlas cotidianamente”. Estos casos se dan en países en los que la mayoría presenta una población generalmente menor de dieciocho años. Por ejemplo, la República del Congo que tuvo un pico de violencia “gravísimo” el año pasado –ha explicado Gamba-, cuando un grupo armado formado por menores de edad mataba también a menores: “Era una guerra de niños contra niños”.
Hace 22 años, ha explicado la diplomática, la única vulneración que se reconocía era el reclutamiento y uso de menores, pero se han agregado “cinco violaciones más que se consideran ataques graves contra niños en tiempos de guerra”. Estas, muchas veces se usan como tácticas de guerra, son el asesinato, mutilación y secuestro de niños, violencia sexual como resultado directo del conflicto armado, ataques a escuelas y hospitales, y negación de la asistencia humanitaria a los niños durante estos periodos.
Sin embargo, cada asunto es una “situación única” por lo que su solución “no es tan sencilla”, ha explicado la adjunta a la Secretaría General de la ONU. Algunos estudios han demostrado que ahora es más común ver a niños que, voluntariamente o vendidos por sus padres, tratan de unirse a los ejércitos o grupos armados para evitar el esfuerzo que supone su manutención. “Hay problemas socioeconómicos graves, hay problemas culturales y en algunos casos hay odios en las familias de grupos étnicos”. Estos problemas socioeconómicos también han provocado que la guerra adquiera otra dimensión: “Ahora participan grupos que no tienen recursos o que quieren territorios ricos en recursos”.
Entre los grupos, “no importa si es de recursos o si es un grupo independentista”, los más frecuentes son los llamados terroristas. Sin embargo, Gamba ha explicado que en su oficina no se les denomina “terroristas”, sino “extremadamente violentos”, para así no estigmatizar a aquellos niños que provienen de esas familias. Algunas de estas agrupaciones, como Boko haram, ISIS, Al-Nusra o Talibanes, han posicionado “al niño en el medio, reclutándolos cada vez que pierden soldados en sus filas”.
Además, la representante de la ONU no ha olvidado a las niñas que sufren vulneraciones como su reclutamiento para convertirse en esclavas sexuales. “Y a las que no están en edad de pubertad, cuando vuelven a casa corriendo las usan de bomba humana, usan el amor humano para atacar”, ha enfatizado.
Otra de las vulneraciones de las que ha hablado Gamba, es la de atacar a las escuelas, lo que ha calificado como “algo típico en grupos terroristas” que tienen como objetivo eliminar los centros, amenazar a los padres para que no lleven a sus hijos al colegio, o presionar a los profesores para que sean más radicales. Según ha expresado, se trata de una violencia para empoderarse: “No hay mejor manera de tener a un pueblo subyugado que negar la educación”.
Por todas estas vulneraciones, Gamba ha explicado que la oficina contiene monitores en los países para realizar un seguimiento de la situación y crear un informe para señalar a los culpables, “algo que solo realiza esta sección de la ONU”. Esa lista muestra los grupos armados que han cometido alguna de las seis violaciones nombradas. Actualmente, hay ocho gobiernos a los que pertenecen 64 grupos armados: “No hacemos distinciones entre gobierno y grupos armados. Si violas los derechos de los niños, los has violado y ya está”.
Ante las complicaciones de la reintegración de los niños afectados, Gamba ha admitido “pelearse” mucho con los países miembro de la ONU porque es la defensora de los niños “y me tienen que oír”. En su opinión, la ayuda que se ofrece debe ser mucho más larga, como un apoyo psicosocial durante toda su vida o hasta que no lo necesiten más, “no puede ser seis meses y adiós”.
Virginia Gamba ha defendido la idea de que “el niño es el presente no el futuro”. La ayuda es necesaria porque “vemos muchos niños que se escapan por la situación y cuando lo hacen se encuentran solos. El dolor que poseen los menores puede convertirse en una forma de cambiar la sociedad”. Además, ha presentado ejemplos de lo que podríamos hacer para acabar con esta violencia: “Tenemos que generar empatía para crear solidaridad, no ver a estos niños como un problema, sino como agentes de cambio”.
Por último, respecto a la actual situación de las armas nucleares, Gamba ha mostrado preocupación ya que “ha habido más proliferación nuclear que antes”. Además, la ONU trabaja sobre el hecho de que las armas nucleares solo son un tipo de arma de destrucción masiva: “Hay tres armas con estas características y se están proliferando todas”.
Fotografía: Juan Manuel Serrano | UIMP 2018